lunes, 29 de noviembre de 2010

Sigue el relato....

Al caballero Arnaldo le gustaba comer las setas asadas con la salsa de la carne, comía esto cada domingo. Le gustaba hacerlo sentado en una mecedora de madera antigua que tenía en medio de su alcoba, desde allí veía pasar la gente desde la ventana. Después de acabar su plato de setas permanecía allí sentado durante horas, solo, ya que no tenía a nadie con quien compartir su tarde del domingo, ni su mañana del lunes, ni su tarde…
Un día mientras el caballero Arnaldo miraba a través de la ventana como el tiempo cambiaba, observó a un niño que cruzaba en ese momento la calle montado en bicicleta. Le hizo tanta gracia que siguió contemplandolo un buen rato. Era un crio de unos 5 añitos, de pelo rubio y ojos verdes. Unos grandes mofletes y una gran sonrisa caracterizaba su carita. Ese niño le había cautivado. (Mª del Mar Valencia Ruiz de Ojeda)
Le recordaba a él cuando era pequeño y salía con su padre a montar en bicicleta los domingos por la mañana. Anlehaba tanto aquella sensación de montar en bicicleta que se levantó corriendo de su mecedora de madera, bajó al almacén y rebuscó y rebuscó hasta que encontró su viejo ciclo oxidado con las ruedas pinchadas. Encontró también su maletín de herramientas con el que se disponía a reparar los pinchazos.(J.R.S)
Entonces pensó que había llegado el momento de dejar su cuidada y elegante armadura y entregarsela a alguien más joven y con mucha más vida por delante que él, que pudiese seguir desempeñanzo su tarea de caballero. Llamó a Bruno, su más fiel sirviente y le encargó que hiciese venir a aquel niño que tanto le había cautivado. (Raquel Escudero García)
Cuando el caballero tuvo ante sí a Jairo, no pudo evitar emocionarse. Jairo se asustó mucho al ver aquella estampa y echó a correr gritando
-¡Está loco!, ¡socorro papá, este hombre está loco!
El padre del niño fue corriendo haber que ocurría... (Pirupeta)
Arnaldo temeroso se quedó mirando al padre del niño, y le dijo:
- Señor no se preocupe, no tengo ninguna mala intención, tan solo quería ver de cerca al niño que me ha hecho recordar mi infancia, al verle montar en bicicleta.
Y el padre, muy serio, le contesto:
-Usted no es nadie para llamar a mi hijo, tenga cuidado la próxima vez, sino quiere tener problemas.
Arnaldo se quedó pensativo... (Judit de Ancos Parra)
Arnaldo se quedó pensativo y les propuso invitarles a cenar a su castillo. El padre del niño que se llama Eustaquio y que trabajaba en un pequeño comercio de la villa dudó un momento pero al final dijo: Irmos si nos preparais setas asadas con alguna salsa de carne. Arnaldo al oír esto le dijo que con mucho gusto pues era su plato preferido y el que comía todos los domingos. Cuando llegó el día de ir a cenar.... (Derek Levene)

viernes, 26 de noviembre de 2010

MI HERMANO

"Nunca le perdoné a mi hermano gemelo que me abandonara durante siete minutos en la barriga de mamá, y me dejara allí, solo, aterrorizado en la oscuridad, flotando como un astronauta en aquel líquido viscoso, y oyendo al otro lado cómo a él se lo comían a besos.
Fueron los siete minutos más largos de mi vida, y lo que a la postre determinarían que mi hermano fuera el primogénito y el favorito de mamá.
Desde entonces salía antes que Pablo de todos los sitios: de la habitación, de casa, del colegio, de misa, del cine... aunque ello me costara el final de la película..."
Pues bien como ya os he contado, yo salía siempre antes de todos los sitios, esto a veces me supuso privilegios, como aquel día que salí del supermercado y empezó a sonar una música, empezaron a encenderse luces por todos los lados y la cajera me grito en la cara:
-¡Enhorabuena cliente 2000 has  ganado un cheque de 100 euros en compra!
Mi madre se puso muy contenta conmigo y me empezó a dar besos como si yo hubiese hecho algo. Pero el hecho de salir antes de todos sitios en la mayoría de los casos no produjo ni beneficios ni perjuicios para mi persona, solo que está manía iba creciendo a medida que nos hacíamos mayores.
Esta obsesión marcó en cierta medida mi vida, y fue creciendo con el paso del tiempo, y no solo en salir antes de los sitios, si no en acabar las cosas antes que él, hacerlas mejor que él…
Estudie como un loco en la carrera para acabar antes que Pablo, incluso si podía sacar notas superiores mejor que mejor  y por supuesto me casé antes que él con una chica que a mi parecer es muchísimo más guapa que la suya…
Tras unos meses de matrimonio nos quedamos embarazados por si las moscas. Fue algo prematuro, lo reconozco, pero también quería “ganar” yo en eso. Cuál fue mi sorpresa cuando en la primera ecografía el tocólogo se quedó muy quieto y dijo:
-“Silencio por favor…. ¿Lo oyen? ….Son dos latidos”.
Yo me quedé estupefacto no lo podía creer, pero así fue, esperábamos gemelos.  Sinceramente tuve miedo. Tuve miedo de que mi querido hijo sintiera lo mismo que sentí yo dentro de mi madre.
Pero pasaron los meses y llegó el gran día.  Allí estábamos mi mujer, su médico, las enfermeras y… bueno  yo.
¡Qué gran momento! ¡Qué emoción!
 Yo cogiendo la mano  Ana e intentando ver algo de lo que pasaba por allí abajo.  Javier estaba a punto de nacer a la vida y yo estaba allí para verlo  el primero porque de hecho solté rápidamente la mano de Ana y me puse en primera fila para no perderme nada…
Primero la cabecita, hombros, tronco, las piernas y los piececitos…¡tenía todo! Cuánto amor se respiraba allí. Aquello era increíble.
Rápidamente se lo pusieron en el regazo a mi mujer y yo mientras sin moverme de mi butaca en primera fila, mientras miraba a Ana y Javier hablaba a mi hijo Pablo y le decía:
-       “ Animo Pablo, te estamos esperando”
Cuando vi a Ana con mis dos hijos en sus brazos, cómo les miraba, cómo les acariciaba, cómo les besaba y como les hablaba….fue en ese momento, justo en ese momento cuando me di cuenta de que todos mis temores y obsesiones eran infundados porque una madre quiere por igual y se da por igual.
Recibimos miles de visitas. Y aún recuerdo sorprendido como cuando salíamos de la habitación cedí el paso a mi hermano Pablo…